9 nov 2010

[ I ]

Desde pequeño, el padre de Oldus se lo llevaba a cotos de caza con sus tres hermanos para que aprendieran cuanto antes el oficio. Realmente le acabó fascinando, y terminó dedicándose a ello.
Cuando su padre murió, el y sus hermanos se distanciaron, cada uno continuó con el oficio por su lado y se dispersaron por el mundo en busca de presas más grandes y exóticas.

A sus 32 años, en una de las partidas en el extranjero, mientras perseguía un oso de una especie extraña, éste le hirió y Oldus cayó inconsciente tras derrotar al animal.
Al volver a abrir los ojos se encontraba en una pequeña cabaña, la decoración era bastante rústica, todos los muebles eran de madera y al final de la habitación el fuego de una pequeña chimenea calentaba una vieja olla.
Cuando se percató, una mujer bastante extraña le estaba curando las heridas.


Se presentó como Noretti Raherk y no tardó en quitarse la cinta que llevaba en la frente para descubrir su tercer ojo.
Oldus quedó paralizado y confuso, pues desde bien pequeño que se hablaba de los “monstruos” como seres horrendos, y para su sorpresa, tenia ante si al monstruo más hermoso que jamás hubiera podido imaginar.
Noretti, al ver que su reacción no era peligrosa..
- ¿Sorprendido? Lo sé. Y antes de que pase por tu cabeza, si no ha pasado ya, no, no es un sueño, es totalmente real.
- Pero, ¿cómo puede ser? ¿y porque te descubres? ¿lo normal no sería que te escondieras y no revelaras tu identidad? - preguntaba Oldus, sin terminar de creerse que no era un sueño.
- Sí, eso seria lo normal. Pero me es más divertido traer a cazadores malheridos hasta mi cabaña, mostrarme tal como soy y matarlos.
- ¿Porqué?
- Pues, porque así ellos conocerían uno de los grandes secretos que esconde este mundo.
- Ya.. ¿y los matas por..?
- Porque tambien debo protegerme a mi y a mi raza.

Oldus no terminaba de comprender lo que aquella mujer le decía, pero se le hacia realmente curioso.

- Y supongo.. que a mi también me matarás.
- Sí.
- Vale pero.. ¿Puedo pedir mi última voluntad? – preguntó el cazador con una sonrisa pícara.
- Estás en tu derecho.
- Quiero quedarme aquí un tiempo, conocer más sobre ti y tu.. “raza”.
- Está bien, pero estarás encadenado a mi todo el día. He de asegurarme que no escaparás.
- Lo veo justo.
- Lo primero que deberás saber es una base de quienes somos y qué somos. El nombre de nuestra raza es "Devah". Somos seres místicos y nuestra esencia está atada a los espíritus y al mundo sobrenatural mucho más que la de otras razas.
- ¿Espíritus? ¿Mundo Sobrenatural? Espera.. ¿Hay más razas?
- Tssk.. la ignorancia de los humanos me enerva.. Está claro que no íbamos a ser los únicos que se.. "esconden" de los humanos, y mucho menos lo único "extraño" que existe. Para tu información, sí, los espíritus existen. Hay todo tipo de clases y nuestra raza en concreto trata mucho con ellos. Y efectivamente, existen más razas. Es más, nuestra raza esta emparentada con la raza de los Jayan, una especie de gigantes con cuernos. Dónde nosotros destacamos en lo místico, ellos lo hacen con la fuerza bruta.
A Oldus le costaba creerse todo lo que le estaba contando, pero tras ver el tercer ojo de aquella.. "mujer", se creía cualquier cosa que le contara.
Tras un suspiro de Noretti, se dirigió al fuego, sirvió un poco de sopa en un plato y se lo ofreció.
- Si realmente quieres conocer de nosotros antes de morir, err..
- Oldus, mi nombre es Oldus.
- ... Oldus..  tendrás que olvidar todo lo vivido y aprendido hasta el momento, y volver a reescribir tus creencias y tus.. pensamientos y opiniones, por no hablar de tus conocimientos.- medio ordenó Noretti, con el rostro totalmente serio y clavando la mirada en los ojos de Oldus.
Aquellas palabras provocaron en el cazador una enorme fascinación a la vez que terror. ¿Olvidarlo todo y comenzar de cero? Era algo complicado.. pero ya que era su ultima voluntad y que después de esto moriría, que menos que disfrutarlo, así que asintió con la cabeza y la dejó continuar.


- Nosotros, a diferencia vuestra, somos bastante longevos. Podemos llegar a alcanzar los 200 años de edad y maduramos más rápido que los humanos. Nuestro cuerpo no envejece más allá de los 40 años de edad, y aunque puedas cruzarte con niños de diez y doce años, te aseguro que tienen la misma mentalidad que un adulto.
El rostro de Oldus era indescriptible.
- ¿Cuantos años tienes? – preguntó mirándola de arriba abajo.
- No es de buena educación preguntarle a una mujer por su edad. ¿No crees?
El cazador le dirigió una mirada de soslayo y tras ello se tomó la sopa que Noretti le había ofrecido.
- Ahora descansa. Luego continuaremos con la lección
- Creo que he descansado lo suficiente. ¿Hay algun lago, o algun lugar donde pueda tomarme un baño? – preguntó Oldus mientras se ponía en pie y se estiraba un poco.
- Hmm.. hay uno cerca. ¿Y tus heridas?
- No hay mejor medicamento que un buen baño de agua cristalina. Almenos así se limpiaran las heridas.
- Qué machote.. Está bien. - tras estas palabras Noretti le ató una cadena a su mano derecha al cazador y en el otro extremo se encontraba la suya propia.

Al salir de la cabaña, Oldus se encontró un paisaje de cuento.
Una “calle” ancha con cabañas a los laterales. Otros devah hacian vida normal. Se podía ver a algunos sentados en las puertas de sus casas hablando y carcajeando. Otros se dirijían hacia el final, donde se encontraba una especie de fuente bastante rudimentaria.
- ¡Está volando! – exclamó Oldus al ver que tras uno de los aldeanos una caja levitaba.
- No está volando. Esa caja la carga un espíritu el cual tú no puedes ver.
- ¡Eh Noretti! ¿Qué haces con un humano por nuestra aldea? ¿Lo llevas atado? ¿Es tu nueva mascota? - preguntó uno de los aldeanos que se había acercado sonriendo.
- No. Era una de mis víctimas, pero pidió su última voluntad y se la voy a conceder.
- Vaya.. ¿Qué tipo de última voluntad ha pedido cómo para que hayas tenido piedad y se la vayas a cumplir? – preguntó extrañado. Al parecer la devah no solía hacer estas cosas.
- Ha pedido conocer más sobre nosotros y nuestro mundo.
El curioso aldeano se quedó callado, miró a Oldus con una gran sonrisa y se despidió.
- ¿Te habían pedido antes alguna última voluntad? – preguntó el cazador.
- Sí, y nunca antes se las había concedido.
- ¿Y porqué a mi sí?
- Porque tu última voluntad fue conocernos. Nunca antes me lo habían pedido y por ello lo valoro y quiero que la cumplas.
- Vaya.. debo sentirme.. ¿halagado?
- Afortunado, sería la palabra correcta.

Continuaron caminando hasta salir de la aldea, y a los pocos minutos, al pie de una pequeña montaña se encontraba un hermoso lago cristalino. La luz del sol que se colaba entre las ojas y se reflejaba en el agua lo hacía parecer de oro.
- Aquí tienes el lago. Date prisa.
- ¿Te vas a meter conmigo en el agua? – preguntó Oldus con tono pícaro.
- Ni lo pienses.
- Entonces.. Deberías quitarme esto, ¿no? - dijo cogiendo las cadenas.
Noretti suspiró, y se las quitó.
- Cómo te escapes, estás muerto.
- Ya lo estoy de todas formas, así que.. – terminó mientras se quitaba la ropa rápidamente y se zambullía en el agua.
La devah se había sentado apoyada en un arbol de espaldas al lago con los brazos y las piernas cruzadas.
- Oye Noretti, antes me has dicho que os escondeis de los humanos.. ¿Porqué? ¿Realmente no hay nadie en el mundo que sepa de vuestra existencia?
A Oldus le pareció ver que ella le estaba hablando, pero no la escuchaba, así que optó por salir del agua, ponerse su camisa a modo de taparabos y acercarse por la espalda.
- Perdona, ¿podrias repetir?
Noretti se sobresaltó con discreción, pero lo justo para que el joven cazador se percatara y comenzara a reirse descaradamente.
- ¡Jaja! ¡Vaya! ¡Parece que no eres tan dura! Pensaba que ese tercer ojo te hacía tener mejor percepcion.. ¡jaja!
Ella le collejeó.
- Como te estaba diciendo. Es obvio que hay gente que sabe de nuestra existencia. Sin ir más lejos nuestro principal enemigo o exterminador..
- ¿Exterminador? – intervino Oldus.
- Continuo.. Nuestro principal enemigo es La Iglesia, o más concretamente.. La Inquisición. Ellos conocen la existencia de lo sobrenatural, tanto de las razas puras como de la magia en el mundo. Aunque pueden formar parte de la Iglesia, tienen una organizacion totalmente independiente... Todo en ellos suele ser independiente, y harán cualquier cosa para que todo lo sobrenatural quede en secreto de cara al pueblo..
- ¿Cualquier.. cosa? ¿Qué quieres decir?
- Cualquier cosa, Oldus.. Han llegado a quemar pueblos enteros.
- ¿De razas puras?
- No, de humanos.. Normalmente si encuentran algo sobrenatural en un pueblo se las apañan para que el resto de gente no lo vea y puedan exterminarlo sin problemas, pero como el pueblo lo vea.. Hacen desaparecer el pueblo para evitar que nadie pueda decir nada sobre lo que hayan visto.
- Vaya.. Con mis años de viaje, me resulta tan.. ah.. ahora que conozco los trapos sucios de la Iglesia, me da pena la gente que cree en ella.. Están ciegos..
- No es que estén ciegos, es que La Inquisición ya se encarga de ponerles la venda en los ojos. Y referente a lo de “conocer los trapos sucios”.. No creas que ahí termina la cosa. El mundo humano.. Tu mundo.. está plagado de cosas que desconoces. En cada esquina, en cada taberna, en cualquier lugar siempre habrá alguien o algo pendiente de que no le descubran, haciendo trabajos en la sombra, y puede que incluso bajo esas calles sobre las que has caminado, se escondan un grupo de personas haciendo cosas que no eres capaz ni de imaginar, y mucho menos que nunca llegarás a saber..
- ¿Y cómo sabes tu todo esto?
- Yo se mucho del mundo. No hay nada más valioso que el conocimiento. Tantos años de vida dan para enterarte de muchas cosas.. Este pueblo aveces es visitado por otras razas que buscan un cobijo dónde resguardarse durante un tiempo, y aparte, nosotros mismos nos encargamos de estar al día con todo lo que pasa en Gaïa. Hay muchos de los nuestros por todo el mundo y nos van enviando información y nos ponen al día sobre las últimas noticias.
- Vaya.. Quiero conocer el verdadero mundo. Realmente parece un lugar terrórifico a la vez que fantástico y maravilloso. No puedo morir sin saber todo lo que sabes, todo lo que conoces, toda esa información que guarda tu mente..
- Está bien, pero antes.. ¡vístete! – dijo Noretti mientras tiraba del taparabos del cazador, se levantaba y se lo tiraba a la cara.

La tarde había pasado sin tan siquiera darse cuenta. Cuando Noretti le explicaba todo lo que él desconocía, Oldus se sumergía completamente en la explicación y se olvidaba de su alrededor. Se sentía tan pequeño ante tanta historia y tantas cosas que pasaban y que el ignoraba..
Volvieron a la aldea y se fueron a dormir.
El cazador, tras dar las buenas noches, dejó caer sus párpados y, ansioso por que llegara el día siguiente para aprender más, revisó todo lo que la devah le había explicado aquella tarde.