VII

Cuando Noretti terminó, Oldus no pronunció palabra alguna.

- Probablemente te haya sonado a cuento de hadas, al fin y al cabo los humanos no teneis ni idea de lo que pasa más allá de vuestras narices.

Noretti no se equivocaba, aquella historia le recordó a Oldus muchos de los libros de fantasía que leía de pequeño. Pero aquello tenía que ser cierto. Noretti no era de mentir y mucho menos de inventarse historias.

Oldus se sentía un ignorante, pensaba en los problemas que pueden tener los humanos y, se sentía ridículo. Los Devah eran muy superiores a los humanos, pero al parecer iba en equivalencia a los problemas.

- Bueno, mejor que durmamos un poco. Se ha echo tarde y mientras mi hermana ande por la aldea, prefiero no separarme de Lain. Buenas Noches.

Maldita

"De acuerdo.."

Suspiró. Su vista se perdió en el horizonte mientras comenzaba a rememorar los hechos. Lo que iba a relatar era algo que no esperaba contar tan pronto, y mucho menos a un desconocido, pero necesitaba hacerlo y algo en ese hombre le inspiraba confianza.

"A mis 18 años conocí a Emily en una de mis actuaciones en el Himmelmeister.. Era hija de uno de los farsantes opulentos que paraban por el casino, y mientras él se dedicaba a gastarse su dinero, ella se entretenia con las actuaciones en las salas de variedades. Nunca faltaba a ninguna de las mias, le encantaban los trucos de magia.

Un día, tras terminar mis juegos de manos, se acercó y comenzamos a hablar. No tardaría mucho en nacer una gran amistad, y mucho menos en que el amor llamara a nuestras puertas..

Poco antes de un año nuestra relación estaba establecida, y aunque fuera a escondidas, la pasión y la dedicación de la una por la otra era abundante."