16 abr 2011

[ V ]

Oldus estaba desconcertado.
- ¿Shie? Vaya.. ¡Cuanto tiempo! ¿Cómo te va la vida? ¿Has cometido algún.. asesinato o robo ultimamente? – preguntaba Rob con tono sarcástico y burlesco.
- Siempre me ha gustado tu sentido del humor.. – contestó Shie.
- ¿A qué has venido? – preguntó Noretti, amenazante.
- ¿Esas son formas de hablarle a la familia? Pensaba que te habían educado mejor..
- ¿Familia? Tssk..


Dyoko se posó a la derecha de Rob, mientras Tiny volvía a la cabeza de Lain.
Noretti se giró y dirijió una mirada a Oldus con la que le dio a entender que tenía que llevarse a Lain de allí.
Seguidamente, el cazador se acercó a la pequeña y se apartaron al interior de la granja.

- Bueno, cuentanos. ¿Qué te trae por la aldea? – preguntó Rob mientras mandaba a Dyoko que se fuera con ellos.
- He venido a ver como está nuestra futura hermana.
- Han pasado solo cuatro años desde la recogida, no podeis llevaros a nadie. – respondió Noretti con una gran sonrisa.
- No venimos por la recogida.. Digamos que tu querida hermanastra es más hermana nuestra que tuya.. – vacilaba Shie.
- ¿Q-qué quieres decir?
- Su madre era de Selene, y las huerfanas de Selene se quedan en Selene.
- ¿¡Y la venís a buscar ahora!? ¿Pero qué os habeis pensado? – exclamó Noretti que comenzaba a dejar mostrar lo furiosa que le habían puesto sus comentarios.
- Yo me limito a cumplir ordenes, hermanita. Si quieres saber más, podrías hablar con tu matriarca. Yo no estoy autorizada a dar más información – dijo mientras se volvía a encapuchar y se daba la vuelta con intención de marcharse.
- Yo pensaba que esas orejas eran de gato, no de rata – dijo Rob, desafiante. Tras ese comentario la compañera de Shie se acercó con un movimiento extremadamente veloz a Rob, tirándolo al suelo y amenazandole apuntandole a la cabeza con una flecha que había aparecido de la nada. Parecía ser una representacion del Ki. La capucha de aquella mujer tenia dos orejas de conejo, iba ligera de ropa, y las mangas se ensanchaban al final. A la derecha de sus caderas, cogido por el cinturón, se encontraba un conejo negro de peluche, con unos tétricos ojos rojos. Dos mechones de pelo magenta cayeron de el interior de la gran capucha.
- Déjalo, Nerid. No vale la pena. Vamonos. –ordenó Shie.
Acto seguido la flecha de aquella mujer desapareció, se guardó el arco, fue tras Shie y ambas desaparecieron tras la maleza.


- Deberías haberme dejado que lo matara – dijo Nerid mientras se quitaba la capucha y mostraba su rostro.
- No quiero hacerles daño a ninguno. –respondió Shie.
- ¿Sabes? Me encantaria ver la cara de tu dichosa hermanita si supiera cuan importante es para ti. Eres una gran actriz Shie.
- Y tu eres muy molesta.
- Oohh, vamos me haces daño cuando dices eso.. – dijo Nerid mientras se cogía a uno de los brazos de Shie - ¿Porqué no te olvidas ya de ella? Está claro que te odia.. ¡Yo te quiero muuuucho más!
- Ella me odia porque yo hice que me odiara. Cuantas veces te lo tendré que explicar.
- Odio cuando te pones tan seria.. Odio a tu hermana por hacer que te pongas así.. Alguien tendria que matarla..
Shie se soltó de Nerid con un brusco movimiento y se encaró con un gesto furioso.
- Cómo toques a mi hermana, te mataré. ¿Te ha quedado claro?
Nerid esbozó una sonrisa y actó seguido se ruborizó.
- ¡Eres tan mona cuando te enfadas!
Shie dejó salir un suspiro, con su mano derecha tiró su flequillo hacia atrás dejando ver el tercer ojo que escondía bajo el.
- No tienes remedio.. Anda, volvamos con la Matriarca.
- ¡Shiiii! – eclamó Nerid mientras volvía a agarrarse al brazo de Shie.


Noretti ayudó a Rob a levantarse. En su rostro podía mostrarse una gran preocupación.
- Tranquila Nore. No se la llevarán. – calmaba Rob a la devah mientras la abrazaba.
- Volvamos con Lain, deben de estar preocupados.

Se dirigieron al interior de la granja donde, al entrar, se encontraron a Oldus batallando con Lain de nuevo.
- ¿Se puede saber qué haceis? Vaya par.. – dijo Rob mientras se sentaba sobre un monton de paja.
- Entrenar. No nos ibamos a quedar esperando. Teníamos que entretenernos de algun modo. – dijo Lain mientras esquivaba un golpe de Oldus e intentaba devolverselo. Oldus paró el golpe.
- Está bien Lain. Ya basta, han vuelto.
- Aiii.. Ojú.. ¡que doloh de cabesa! – dijo Lest mientras se incorporaba.
- ¿Pero este no estaba muerto? – preguntó Oldus extrañado.
- Al parecer simplemente lo aturdieron para que no molestara. Si hubiera muerto, hubiera desaparecido. –explicaba Rob – ya es bueno que no lo hayan matado, así Lain podrá continuar su entrenamiento.
- ¿Que ha pasao’? Me ehtaba riendo de la mushasha cuando de gorpe lo vi to’ negro..
Lain se giró hacia Lest, lo agarró del cuello y le clavó la mirada llena de furia en sus ojos.
- O te unes a mi, o te mato – amenazaba la pequeña daimah.
- ¡Lain! ¡Así no se hacen las cosas! – gritó Noretti, enfuriada.
- Ehta bien, ehta bien.. Vale, ¡vaaalee! Te ayuaré en lo que nesesiteh. No hase farta seh tan agresiva, leñe..
Y tras ello Lain le mostró una pulsera, y tras un destello Lest desapareció.

Noretti, que se habia sentado cerca de Rob, hizo intencion de levantarse, pero la mano de Rob, que estaba posada en su hombro, la detuvo.
- Eh Lain. ¿Que tal si te quedas esta noche con el gran Rob? Así podriamos continuar un poco tu entrenamiento sin tu molesta hermana de por medio.
- Está bien. Iré a buscar algo de fruta con Dyoko y Tiny. – dijo mientras se montaba a lomos de Dyoko, y con Tiny en su cabeza, salian del granero.
- Nore.. es tarde, vete con Oldus a casa y descansa. Mañana será otro día e iremos a ver a la Matriarca. – aconsejaba Rob mientras la ayudaba a levantarse.
- Está bien.. vamonos Oldus.. – ordenó Noretti que salia por la puerta del granero con paso firme.
- Cuídala grandullón. Va a pasar una laaarga noche. –informaba Rob mientras le daba una palmada en la espalda al cazador.

Cuando llegaron a casa de Noretti, esta se tumbó en la cama y Oldus se puso a preparar una sopa. Ambos estaban en silencio. Oldus no quería preguntarle nada porque no queria incomodarla, consideraba que ya había tenido suficiente.
- A este paso, se llevarán a Lain.. – dijo Noretti desde la cama.
- Nadie se va a llevar a nadie. – contestó Oldus mientras daba vueltas al caldo.
- ¿Qué tiene que ver la matriarca con todo esto? No entiendo nada..
Oldus se giró, mirandola con confusion. Noretti se percató y entonces le explicó lo que habia pasado tras marcharse.
- No hacia falta que me lo explicaras..
- ¿No querias saberlo todo? Pues así verás que tenemos hasta más problemas que vosotros los humanos..
- Pero..
- Déjame que te cuente la historia de mi hermana. Verás, hace más de cincuenta años..